lunes, 22 de septiembre de 2008

Vicky Cristina Barcelona

 


Asistí con auténtico miedo al cine a ver la última de mi adorado Woody Allen. Siempre le he sido fiel y pienso seguir siéndolo. Pero esta no me parece precisamente una de sus mejores películas. En los últimos años Allen ha tendido hacia un cine cada vez más contenido, más elegante, más íntimo. Y Vicky Cristina Barcelona va en esa línea, pero, quizá porque la historia me queda mucho más cerca geográfica y culturalmente, algunas de las características que más me entusiasman de Woody Allen aquí se me hacen un poco estridentes. Me gusta su esquematismo, su tendencia a resolverles la vida a los personajes para poder centrarse en sus neurosis. Pero de ahí a que los pintores bohemios vivan en chalés en Pedralbes con piscina y jardín... No sé muy bien por qué pero me no me gusta que esos artistas vivan en un mundo cerrado y perfecto, que solo se relacionen con artistas y beban vino continuamente, es tan... previsible, estereotipado, irreal.

Por otro lado plantea un tema muy interesante, el amor y sus abismos, los miedos que nos llevan a no mojarnos, los que nos llevan a rebozarnos en el lodo, los que no sabemos o no queremos vencer, la manipulación autodestructiva a que sometemos a nuestras vidas por su causa. El tema está planteado de manera simple y resuelto con soltura pero sin brillantez. Es en cualquier caso un tema tan enorme, tan inabordable que daría para una cinematografía entera.

Me molesta la voz en off. Me molesta la Barcelona turística a toda máquina, me molestan los conciertos de guitarra en todos lados, hasta en Oviedo. Me molesta el tono mortecino del Bardem bohemio.

Me gusta, en cambio, el ritmo, la luz, el tono, tan distinto a cualquier otra película de Woody Allen, vital la mayor parte del tiempo, a veces frío e impersonal, a veces melancólico, pero siempre cálido. Me gusta Rebecca Hall, sin duda la mejor actriz de la película, muy por encima , el suyo, de los demás trabajos interpretativos. Me gusta la insatisfacción íntima y contenida de casi todos los personajes apareciendo como paisaje de fondo de sus vidas. Me gusta esa matraca guasona contra sus compatriotas: los hombres americanos de la película son incapaces de pensar en algo que no sea tecnología y jugar al golf. Y me gusta que aparezca Sevilla aunque solo sea en referencias a un viaje realizado.
Posted by Picasa

5 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

Yo quiero verla, pero no soy de acudir en la semana de estreno a estas cosas... Mi madre también la vio, igual hasta estábais en la misma sala, jajaja.

Tomo nota, me fio de ti.
Y estoy de acuerdo con lo que dices. Pero es que creo que en sus películas americanas Allen también "les arregla" la vida a sus personajes. Si viviéramos en Mannhatan seguramente nos resultaría más evidente. UN poco también como hace Eric Rhomer, no?

En fin, paso por alto lo de los abismos, uno de nuestros temas recurrentes...

A ver di hablamos algún día, guapo.

mikgel dijo...

Vulcano, ya sé que en sus películas americanas Allen les "arregla" la vida a sus personajes, pero en sus películas americanas me parecía una simplificación, una estilización, atractiva que te ayudaba a centrarte en sus contradicciones internas, en sus neuras. Pero en esta, quizá por estar más cerca, no me gusta tanto, me parece mucho más artificioso y falso que visto en otros mundos más lejanos.

besos, mi vida.

Anónimo dijo...

Buena crítica....chapeau!

Una pregunta ¿se podrá hacer alguna vez por parte de un director extranjero una película ambientada en España que no caiga en esos tópicos? Ni la muy "modenna" Barcelona se escapa de ellos, según te leo......

Anónimo dijo...

Mira que no avisarme para verla...
Ea, ya estoy aqui, con nueva dire.
¿Quedamos el sábado?

mikgel dijo...

¿Será perra! Te llamé y estabas en Valencia con resaca de ver a la señora mayor dando saltos. Lo que no iba a hacer es esperar otra semana para verla, si no estabas perdiste la oportunidad.

 
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