sábado, 10 de noviembre de 2007

rayo

Farmacia de pueblo. Madre A, treinta y muchos con niño de unos dos años que correteaba por todos lados. Madre B, al borde de los treinta con niña de meses en el carrito. También estaba la señora C sin niño aquel día, cuarenta y pocos. Todas más o menos amigas/conocidas. El niño ya hemos dicho que correteaba y la niña del carrito cada vez que lo veía aparecer hacía aspavientos, reía, pero él volvía a desaparecer absorto en su juego. La señora C le dije, Alejandro, hazle caso a Paula que se vuelve loca cada vez que te ve, que se noten los hombres, los machotes que encandilan a las mujeres. La madre A inmediatamente dice, oye, tú a mi niño no me lo condiciones, a él le gustará encandilar a las mujeres o a los hombres, eso el tiempo lo dirá. A lo que la B y C responden lacónicamente, también es verdad. En la escena falta un espectador, yo, agradablemente sorprendido de lo que acababa de presenciar. Tú a mi niño no lo me lo condiciones. Este es otro mundo, otra España rural, otra España. A veces un breve rayo de esperanza de que un futuro mejor es posible se abre paso entre la tiniebla.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Saber.

Es un tiempo raro este que vivo. Es como hacer una mudanza durante el día y que todo vuelva a su lugar por la noche. Es como contener una marea del Pacífico con un dedal niquelado. A veces parece fácil, otras imposible. Sé que no comento vuestros blogs y que solo a veces los leo, tarde siempre. Sé que me pierdo en detalles ínfimos o en proyectos inabarcables. Sé que se me escurren entre los dedos los días y las noches. Sé que yo he cavado las simas y he levantado las montañas. Sé tantas cosas de las que a ratos me olvido...
 
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